Antes de comenzar a tomar cualquier suplemento, es fundamental que hables con un médico o nutricionista para asegurarte de que se ajusta a tus necesidades y objetivos.
Más no siempre es mejor. Respetar las dosis indicadas en el envase o por tu profesional de confianza es clave para evitar efectos adversos.
Algunos suplementos funcionan mejor en ciertos momentos del día. Por ejemplo, las proteínas después del entrenamiento, los multivitamínicos por la mañana y la creatina antes o después de entrenar.
Los suplementos son un complemento, no un sustituto de una dieta equilibrada. Prioriza siempre alimentos naturales y frescos.
Consumir suplementos como creatina o proteínas puede requerir una mayor ingesta de agua para evitar deshidratación o molestias renales.
Los resultados no son inmediatos. La clave está en la constancia y el uso regular del suplemento, según las indicaciones.
No combines varios suplementos sin asesoramiento. Algunos ingredientes pueden ser incompatibles o generar efectos indeseados.
Mantén los suplementos en un lugar fresco y seco, lejos de la luz solar directa, para conservar su calidad y eficacia.
Si notas algún efecto secundario, como malestar estomacal, dolores de cabeza o reacciones alérgicas, suspende el uso y consulta a un profesional.
Los suplementos por sí solos no hacen milagros. Necesitas combinarlos con un programa de entrenamiento adecuado y un buen descanso para maximizar sus beneficios.